lunes, mayo 20

El Hombre de la Labia (Capitulo 1)


No es fea, pero su seguridad -no agresiva- hacia los hombres parece evaporarse cada vez que intenta coquetear con alguno en la vida real, como resultado salen corriendo por que solo le faltan 6 ojos y 4 patas para parecerse a la viuda negra cazando su nueva víctima. Por eso termina en una página sexual, empujada por la sociedad, ansiedad y un oscuro deseo de la se(x)nsualidad.

En las páginas sexuales –para los amateurs- se encuentran desde pedófilos, necrófilos, zoófilos, (Todas las depravaciones terminadas en “filo”) personas con enfermedades, y como la lluvia en Londres; HOMBRES CASADOS. Ese fue el caso de nuestra protagonista. Que al parecerse en personalidad a una amazona, no encontró otra forma de superar sus inseguridades, que entrando a estas páginas.

Experimento

Día 1 (Creación de un perfil)

Miente sobre tu edad, porque tenemos que parecer mayores. Toma fotos con tu computador, en la cual muestres piel pero sin perder la clase, y como aconsejan estas páginas coloca algún mensaje escrito en una hoja de papel. Y nunca muestres tu rostro: “digamos que cuando eres un depravado, no muestras tu cara”*. Y espera, cuando tienes vagina los hombres llegan.

Día 2 (Pre-Pre-Eliminación)

“Hola mami, te quiero chupar las tetas”, “Tienes un cuello delicioso, nos vemos en vivo?” o “Tienes cam?” Ay puede que este algo “desesperada” pero no se acostara con un idiota, pobretón, sin cerebro, machista, ordinario… no, necesita algo especial pero ¿existen príncipes azules en páginas sexuales?

Día 3 (Pre-eliminación: Conversación)

Tres son los escogidos. 3 los posibles personajes con quien se acostara. Inteligentes, con dinero, casados (Lo cual asegura que no vayan a hablar) y divorciados (Diversión sexual infinita).

Siempre ha creído más en la sensualidad, y si quería que un “madurito” le enseñara las mieles del sexo para ella enloquecer a los de su edad, tenía que arriesgar. La elección era fácil, por dos de los tres sentía atracción, pero solo uno aseguraba no exigir más, el casado.

Día 4 (Cita)

Al ser un experimento y mentir en las conversaciones con el personaje que por el cual no podía dormir, no tenía nada real que perder. Solo tal vez su decencia. La cual no echaría de menos si nadie se enteraba.

Ella nerviosa tomaba un cappuccino con doble licor, se hacia la que leía un libro, esperaba bajo unas gafas de secretaria para poder realizar miradas a hurtadas; examinando cada hombre que paseaba a su lado. Cuando Mr. Labia aparece.

No será el hombre más apuesto, pero la química sexual y –la fingida- intelectual existían, no podía exigir mucho. El calor del vino se encargara de verlo muy atractivo, aunque no fuera feo realmente.

En el bar ella exhibe su personalidad come hombres, al cual el idiota no se asusta y corre, al contrario parece atraído. 5 cervezas, 2 tequilas y el primer beso. Un beso que te hace mojar, un beso que te demanda a subirte a su pierna, y abrir las tuyas, esos besos que son dados con deseo y sin cabeza. Un beso con pulsaciones aceleradas, con dolor de pecho (¿por deseo?). Aquel beso que se da con la boca y se siente abajo. ¿Sería muy loco acostarse con Mr. Labia apenas conociéndolo?

Continua…

*Dicho por un “Depravado” en conversaciones.

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