La mayoría, (Por no decir el 99.5%) de las mujeres tienen su
primera vez con el hombre que creen amar. La tienen en sus camas rodeadas de
peluches cursis, o después de una cena con velas y rosas, o después de años de
noviazgo.
Otras
lo tienen con el cerdo-perro del colegio (Otras en la universidad) una noche o
tarde caliente en el cual él les calentó más el oído que la vagina, del cual se
enamoran al final, maldicen y -en el peor de los casos- hacen padres.
Algunas otras son violadas, o experimentan la vida sexual a
una edad tan temprana que no son conscientes de eso, y al crecer y enterarse de
su realidad la introversión –
agresividad en cuanto al sexo, se hace presente. ¿Cómo una mujer de esta
categoría ve el sexo? ¿Qué siente cuando sus hormonas la empujan a continuar?
Experimento
Día –Noche 4 (Cita continuación)
No. Mr. Labia podrá
ser inteligente, y tal vez lindo (¿?), podrá ser caballeroso, complaciente,
pero el sexo es importante, no te acuestas con el primero que te hace mojar… O
por lo menos no de esa manera, además puede que
te dañe, te grabe y suba un video a internet, o que te rapte y te encierre
en un sótano, o que no respetes cuando digas no.
No, esto es una
locura, por más traumas que tengas en tu vida llegara aquel príncipe azul, que
probablemente no será un vampiro vegetariano (¿?) súper sexy que se enamore de
ti. Para está estupidez.
Nuestra protagonista entre el deseo, y anhelo abandona al
Príncipe Labia en aquel bar; de la manera más dramática posible coge un taxi
huyendo.
Día 5 (Cierre de perfil)
Llamadas telefónicas de Mr. Labia. Not answer.
La verdad de quedarse sin sexo hasta que aparezca el medio
vampiro es absurda, es la vida real y si no eres una puta en la cama pocos (o
nadie) se enamorará de ti y menos con esa personalidad traga hombres. Nuestro
experimento no está muerto, ya que Mr. Labia viaja mañana, si resultará un
desastre solo será una mala memoria. Un motel, medio día, 3 horas antes de su
vuelo. El plan perfecto.
Día 6 (Primera vez)
Una cita en un lugar apartado de la ciudad. Se sube en su
auto lleno de maletas, conversación superficial. Los nervios la carcomen.
Solo se ha dejado pelo en el cabello, cejas y pestañas. Le
ha preguntado a un vendedor ambulante si es sexy, y él al mirarla lo confirma.
Le ha exigido a Mr. labia que no la desnude completamente. Ha visto muchos
videos de pornografía para saber lo que pasará, ha tenido muchos intentos
fallidos para saber que no quiere ni debe parar. Esta perfecta, lista, ansiosa
por probar.
La habitación, espejos arriba y alrededor, una cama con
forma de corazón. Cursi.
Entre más rápido sea,
podré culparme y avergonzarme más rápido.
Besos hostiles, por obligación, poco deseo, más ansiedad por
realizar el trabajo. Primer sexo oral. “Has magia” dice mientras da un trago al
whisky ordenado, ella baja obediente, siempre aguantará quedar insatisfecha
antes de dejar insatisfecho. Una cosa escurridiza con pelos alrededor se
manifiesta, pero no tan duro como en los videos, si se culpara de esto podrá
vomitar después. Una sensación viscosa en su boca, movimientos rápidos y algo
bruscos… imitando. “Me puedo venir en tu boca?” No. Y se detiene. Alza su
cabeza. Parece complacido, eso la complace. El hace aman de quererla penetrar
en cuatro, ella espera que se acomode y un “por fiiiinnn” grita en su interior.
Pero antes se encuentra con la mujer del espejo. Por más que suene a
telenovela, o libros poco creativos.
Se encuentra con una mirada altiva, deseosa, sexy,
tremendamente segura de si, despeinada y medio desnuda. Aquélla mujer no es
ella. Es lo que ella quiere ser. Quiere tener siempre esa mirada. ¿Se puede ser una mirada? Pero es interrumpida
por el “Coito” algo hacia aman de entrar, pero más por el golpe en el clítoris,
y fingidos gemidos (¿?) Nuestro amigo termina en su espalda. La invita a
ducharse con él (Sabe que no está complacida de verdad). Ella lo alcanzara,
luego de encontrarse una vez más con la mujer del espejo.
No es que no la vea. La verdad ni la busca. Nuestra
protagonista se queda perdida en sus piernas, en su vestido en la cintura, en
la cama destendida, sentada, preguntándose por que tanto escándalo con el sexo,
si era solo eso, no valía la pena. Pero muy feliz lo logro, supero su miedo.
¿Siempre sería así? Toca sus piernas suaves. Él solo succiono sus pechos, la
baboseo. No toco del todo su cintura, sus piernas, no beso su cuello, no
acaricio cada rincón de su cuerpo… ¿A dónde se fue eso?
Un golpe impaciente en la ducha la llama a unirse a él, lo
mira y sonríe. Será su última vez con él.
La ducha más intentos fallidos de su parte y desilusión de
parte de ella, termina. Sonríe a lo que él dice, ahora solo quiere pensar. Está
bien. No fue tan malo, más bien aburrido. Se despide con un “Chao” y él
asiente. Ella sale, y no mira para atrás, ni al auto ni a su conductor.
Continúa…
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